sábado, 13 de septiembre de 2008

Aerolíneas Argentinas: La historia del tío rico de Manolito

Imagínese que Quino hubiese contado la historia-ficción de Manolo Carballeira, el tío rico de Manolito, el simpático empleado gallego. El patriarca de la saga es el hermano de su padre que se había quedado en España tras la Guerra Civil y aterriza en Argentina sesenta años después, en las Navidades del 2000. Entre costillar y costillar, chinchulín va chinchulín viene, el tío Manolo conoce por fin a la familia argentina de la que tanto había oído hablar. Sobrepasado por la calidez humana de sus anfitriones y asombrado por el mar de posibilidades que brinda el país, decide vender dos pisos en la Gran Vía de Vigo e invertir en Argentina. El padre de Manolito le ha puesto en contacto con un concejal peronista de Quilmes y le ofrece el negocio de su vida: comprar la tienda y crear una franquicia a la que llaman “Manolo´s Mart”. Dicho y hecho. En menos de un año tiene cien tiendas en el país y patrocina al mismísimo Tinelli, que a golpe de talonario cambia el Eolo de Nike por la boina de Manolo, el logo de la cadena.

Un año después, cuando el patriarca Manolo se encierra con su contador para ver los balances, lee con detenimiento la letra pequeña del contrato que había firmado. Casi le da un pallá cuando sus ojos tropiezan con la frase “dado que el comercio minorista es un sector regulado, los precios deberán permanecer congelados hasta que la Autoridad autorice un incremento”.

Pasan los años y el imperio “Manolo´s Mart” languidece. Sus costos suben un 30% anual, desde los sueldos hasta el alquiler y la mercancía, pero, por tratarse de un sector estratégico, no puede subir ni la carne, ni el pan, ni los caramelos ni nada. El gobierno considera a “Manolo´s Mart” una pieza fundamental de su política de contención social y gane o pierda, tiene que vender a precios populares.

En el 2007 el patriarca no puede más. A las amenazas de bomba le suceden los paros y cancelaciones. Boicoteado por los gremios y presionado por el gobierno, éste le comunica por burofax que autorizará una actualización de precios a cambio de que ceda parte de la empresa. Al viejo Manolo le aprieta el nudo de la corbata. Cansado y sin un norte claro, tira la toalla, toma un avión de vuelta y se va del país con el rabo entre las piernas.

Al día siguiente, Clarín titula:
Cierra “Manolo´s Mart”. Sus gerentes, acusados de “vaciamiento”

Eso fue, ni más ni menos, lo que le ocurrió a Marsans con Aerolíneas Argentinas.

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