sábado, 13 de septiembre de 2008

Mal de Plata

Mal de Plata es un buen nombre para un blog como el que quiero escribir. Es un juego de palabras facilón y predecible, que mezcla una enfermedad con el estuario de un gran río. Plata, en el castellano argentinizado, significa dinero. Mal de Plata, utilizando la prótesis griega, podría llamarse "Dinerosis" o "Patologuita", a elegir.

Imagínese que alguien le dice que vive en "Villamillones", "Ciudad del Oro", "Moneyburg" o "Silvertown". Seguro que nos llamaría la atención. Son nombres que evocan una tierra fértil, ubérrima, con reminiscencias de Minas del Rey Salomón o de la "fiebre del oro" del Lejano Oeste. Un Silverado dadivoso que premia con un puñado de pepitas de oro a quien excave dos paladas suelo adentro. Y eso es, precisamente, lo que pasa en Argentina.

He estado rebuscando por todos lados y no encuentro un sólo país, salvo Costa de Marfil (Ivory Coast), en el que la toponimia haga referencia al dinero o a la riqueza del lugar. Porque "argento" en latín significa plata y "plata" es el vil metal.

Argentina significa, ni más ni menos, País del Dinero o Moneyland. Casi nada... y casi todo. Pero hasta la luna blanca tiene su cara oculta y la cruz de Guitalandia es esa enfermedad misteriosa, el "Mal de Plata": una especie de maldición de Tuthankhamon que azota a quienes pueblan su corteza y persiguen sus riquezas.

A lo largo de este blog tratare de explicar en qué consiste esa rara pandemia, cuales son sus síntomas y qué indican cada una de sus fiebres. Y propondré un herbolario, una farmacopea improvisada, de primeros auxilios, para bajar la fiebre y sobrellevar mejor sus dolores.

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